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Ya no podemos permitirnos atiborrar de datos los cerebros de los jóvenes. El tiempo es demasiado corto, la necesidad de resultados demasiado apremiante. La nueva educación debe basarse en la eliminación de los hechos, salvo en la medida en que ilustren principios. Cómo utilizar los hechos, no cómo acumularlos, es el propósito de la verdadera educación.