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Si se estudia el arte japonés se ve a un hombre sin duda sabio, filosófico e inteligente, que emplea su tiempo ¿cómo? ¿En estudiar la distancia entre la Tierra y la Luna? No. ¿En estudiar la política de Bismarck? No. Él estudia una sola brizna de hierba. Pero esta brizna de hierba le lleva a dibujar todas las plantas y luego las estaciones, los amplios aspectos del campo, luego los animales, luego la figura humana. Así pasa su vida, y la vida es demasiado corta para hacerla entera.