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No hay aflicción más terrible sobre la tierra que la del cerebro afectado, que recuerda los días de su fuerza, la luz viva de su razón, el amanecer de su orgullosa inteligencia, y sabe que han pasado como un cuento que se cuenta.
No hay aflicción más terrible sobre la tierra que la del cerebro afectado, que recuerda los días de su fuerza, la luz viva de su razón, el amanecer de su orgullosa inteligencia, y sabe que han pasado como un cuento que se cuenta.