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Una mujer, incluso una mojigata, no está mucho tiempo perdida, por terrible que sea su situación. Siempre tendrá a mano la hoja de parra que le legó nuestra Madre Eva.
Una mujer, incluso una mojigata, no está mucho tiempo perdida, por terrible que sea su situación. Siempre tendrá a mano la hoja de parra que le legó nuestra Madre Eva.