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Deja el hacha; arroja la pala;
Dejad en su camino el arado;
El fusil y la bayoneta
Por brazos como los tuyos, más aptos ahora;
Y que las manos que manejan la pluma
Dejen la tarea ligera, y aprendan a blandir
La marca torcida del jinete, y rienda
al corcel en el campo de batalla.