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No hay nubes en el cielo de la mañana,
los vapores abrazan el arroyo,
¿Quién dice que la vida y el amor pueden morir
¿En todo este resplandor del norte?
A cada paso arden los arces,
La codorniz silba libre,
La perdiz silba, y los abrojos escarchados
Caen para ti y para mí.
Ho! hillyho! heigh O!
¡Hillyho!
En la clara mañana de octubre.