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Sucedió muy providencialmente, para honor de la religión cristiana, que no surgió en las oscuras edades analfabetas del mundo, sino en una época en que las artes y las ciencias estaban en su apogeo.
Sucedió muy providencialmente, para honor de la religión cristiana, que no surgió en las oscuras edades analfabetas del mundo, sino en una época en que las artes y las ciencias estaban en su apogeo.