-
Una fuente de alegría para una mente buena es la consideración de ese Ser de quien dependemos, y en quien, aunque lo contemplamos sólo en los primeros débiles descubrimientos de sus perfecciones, vemos todo lo que podemos imaginar como grande, glorioso o amable. Nos encontramos en todas partes sostenidos por su bondad y rodeados por una inmensidad de amor y misericordia.