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  • Las horas del sabio se alargan por sus ideas, como las del necio por sus pasiones. El tiempo del uno es largo, porque no sabe qué hacer con él; el del otro, porque distingue cada momento de él con pensamientos útiles o divertidos; o, en otras palabras, porque el uno siempre lo está deseando, y el otro siempre lo está disfrutando.

    Joseph Addison (1868). “The Works of Joseph Addison: Including the Whole Contents of Bp. Hurd's Edition, with Letters and Other Pieces Not Found in Any Previous Collection; and Macaulay's Essay on His Life and Works”, p.266