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  • Que toda vuestra predicación sea de la manera más sencilla y llana; no miréis al príncipe, sino al pueblo llano, sencillo, grosero, indocto, de cuyo paño también está hecho el mismo príncipe. Si yo, en mi predicación, tuviera en cuenta a Philip Melancthon y a otros doctos doctores, poco bien haría. Yo predico de la manera más sencilla a los indoctos, y eso satisface a todos. El hebreo, el griego y el latín los ahorro hasta que nos reunimos los doctos.