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Bienaventurado el hombre que no ha seguido el camino de los Sacramentarios, ni se ha sentado en la cátedra de los Zwinglianos, ni ha seguido el Concilio de los Zurichers.
Bienaventurado el hombre que no ha seguido el camino de los Sacramentarios, ni se ha sentado en la cátedra de los Zwinglianos, ni ha seguido el Concilio de los Zurichers.