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Si los hombres pensantes tuvieran el valor de pensar por sí mismos y decir lo que piensan, se descubriría que no difieren tanto en opiniones religiosas como se supone.
Si los hombres pensantes tuvieran el valor de pensar por sí mismos y decir lo que piensan, se descubriría que no difieren tanto en opiniones religiosas como se supone.