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Creo firmemente que los niños no quieren tu comprensión. Quieren tu confianza, tu compasión, tu amor cegador y las llaves de tu coche, pero si intentas comprenderles, te metes en un buen lío.
Creo firmemente que los niños no quieren tu comprensión. Quieren tu confianza, tu compasión, tu amor cegador y las llaves de tu coche, pero si intentas comprenderles, te metes en un buen lío.