Autores:
  • A nadie se le ocurriría llevar un perro a la iglesia. Porque aunque un perro está muy bien en un camino de grava, y no muestra ninguna falta de respeto a las flores, la forma en que deambula por un pasillo, mirando, levantando una pata, y acercándose a un pilar con un propósito que hiela la sangre de horror ... un perro destruye el servicio por completo.

    Virginia Woolf (2009). “Jacob's Room”, p.40, ReadHowYouWant.com