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Hay dos ángeles que asisten sin ser vistos
A cada uno de nosotros, y en grandes libros registran
Nuestras buenas y malas acciones. El que anota
Las buenas, después de cada acción cierra
Su volumen, y asciende con él a Dios.
El otro mantiene abierto su terrible libro diario
Hasta la puesta del sol, para que nos arrepintamos,
el registro de la acción se desvanece,
y deja una línea blanca en la página.
Ahora bien, si mi acto es bueno, como yo lo creo,
no puede ser recordado. Ya está
Sellado en el cielo, como una buena acción cumplida.
El resto es tuyo.