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Los motivos y propósitos de los autores no son siempre tan puros y elevados como a veces imaginamos en el entusiasmo de la juventud. Para muchos, la trompeta de la fama no es más que un cuerno de hojalata que les llama a casa, como a los jornaleros del campo, a la hora de la cena, y se creen afortunados de conseguirla.