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Durante los años en que he trabajado para ganarme la vida, he sufrido gran parte de la discriminación legal y social reservada a las mujeres en este país, se me ha negado el servicio en restaurantes públicos, se me ha ordenado salir de lugares de reunión públicos y se me ha rechazado en alquileres de apartamentos. Todo ello por la única y clara razón de que soy mujer.