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  • De aquel que espera ser perdonado se requiere indispensablemente que perdone. Es, por tanto, superfluo insistir en cualquier otro motivo. En este gran deber se suspende la eternidad, y para aquel que se niega a practicarlo, el trono de la misericordia es inaccesible, y el Salvador del mundo ha nacido en vano.

    Samuel Johnson (1836). "Johnsoniana; or supplement to Boswell; being Anecdotes and sayings of Dr. Johnson, etc", p.385