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  • Hay pruebas convincentes de que la búsqueda de la soledad no es un lujo, sino una necesidad biológica. Al igual que los humanos poseemos un instinto de manada que nos mantiene cerca de los demás la mayor parte del tiempo, también tenemos un impulso contradictorio de buscar la soledad. Si la distancia entre nosotros y los demás es demasiado grande, experimentamos aislamiento y alienación, pero si la proximidad a los demás es demasiado estrecha, nos sentimos asfixiados y atrapados.