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  • La felicidad doméstica es el fin de casi todas nuestras búsquedas, y la recompensa común de todos nuestros dolores. Cuando los hombres se ven privados para siempre de esta deliciosa fruición, se pierden en toda industria y se vuelven descuidados en todos sus asuntos mundanos. Así se convierten en malos súbditos, malos parientes, malos amigos y malos hombres.

    Henry Fielding (2013). “Delphi Complete Works of Henry Fielding (Illustrated)”, p.1840, Delphi Classics