-
La felicidad doméstica es el fin de casi todas nuestras búsquedas, y la recompensa común de todos nuestros dolores. Cuando los hombres se ven privados para siempre de esta deliciosa fruición, se pierden en toda industria y se vuelven descuidados en todos sus asuntos mundanos. Así se convierten en malos súbditos, malos parientes, malos amigos y malos hombres.