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Nunca hubo partido, facción, secta o cábala alguna en la que los más ignorantes no fueran los más violentos; porque una abeja no es un animal más ocupado que un cabeza hueca.
Nunca hubo partido, facción, secta o cábala alguna en la que los más ignorantes no fueran los más violentos; porque una abeja no es un animal más ocupado que un cabeza hueca.