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Así, sin pesar, se van los orgullosos,
La mirada de los tontos y el espectáculo de un día;
Así perecen todos, cuyo pecho nunca aprendió a brillar
Por el bien ajeno, o derretirse ante el dolor ajeno.
Así, sin pesar, se van los orgullosos,
La mirada de los tontos y el espectáculo de un día;
Así perecen todos, cuyo pecho nunca aprendió a brillar
Por el bien ajeno, o derretirse ante el dolor ajeno.