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Al igual que al artista creador no se le permite elegir, tampoco se le permite dar la espalda a nada: una sola negativa, y es expulsado del estado de gracia y se convierte en pecador hasta el final.
Al igual que al artista creador no se le permite elegir, tampoco se le permite dar la espalda a nada: una sola negativa, y es expulsado del estado de gracia y se convierte en pecador hasta el final.