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  • Si los mamíferos no comemos algo cada uno o dos días, nos baja la temperatura, se nos caen todas las señales y empezamos a pasar hambre. Viviendo en alerta roja biológica, no es sorprendente lo obsesionados que estamos con la comida; sólo me asombra que no andemos a paso de tortuga y preocupados por ella todo el tiempo.

    Diane Ackerman (2011). "Luna a la luz de las ballenas: Y otras aventuras entre murciélagos, pingüinos, cocodrilos y ballenas", p.77, Vintage