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Esa reina del error, a la que llamamos fantasía y opinión, es la más engañosa porque no siempre engaña. Ella sería la regla infalible de la verdad si fuera la regla infalible de la falsedad; pero estando sólo más frecuentemente en el error, ella no da ninguna evidencia de su calidad real, porque ella marca con el mismo carácter tanto lo que es verdadero como lo que es falso.