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La voz en tu cabeza también crea una enorme cantidad de problemas que no son realmente problemas. Son sólo cosas que aún no han pasado, cosas que podrían pasar mañana o la semana que viene. Escuchar problemas irreales tiene otro nombre: preocuparse. Eso es lo que hace la voz de tu cabeza. Se preocupa. Se inquieta. Agoniza, y ya no puedes sentir la alegría de vivir.