He oído de mi padre y de mi madre todas las respuestas que la fe en Dios podía ofrecer a quienes dudan y buscan la verdad. En nuestro hogar y en muchos otros hogares las preguntas eternas eran más actuales que las últimas noticias del periódico yiddish. A pesar de todos los desencantos y de todo mi escepticismo creo que las naciones pueden aprender mucho de aquellos judíos, de su forma de pensar, de su manera de educar a los hijos, de encontrar la felicidad donde otros no ven más que miseria y humillación.