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El dolor por la pérdida de mi padre ha llegado en oleadas a lo largo de los años, como le ocurre a la mayoría de las personas. Su amor y devoción como padre fueron mi relación más íntima y cercana. Papá, y el tiempo que pasamos juntos, está en mis huesos. Cuando reflexiono sobre él, los recuerdos se reducen a ciertas "esencias de papá".