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Repito el despertar, el entrenamiento, la ducha rápida, el desayuno de tres claras de huevo duro y una taza de café, la hora para hacer mis llamadas matutinas y ocuparme de la correspondencia, las dos horas de estiramientos y elaboración de ideas yo sola en el estudio... Ese es mi día, todos los días. La vida de un bailarín se basa en la repetición.