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  • Un hombre es conocido por su perro por el olor, por su sastre por el abrigo, por su amigo por la sonrisa; cada uno de ellos lo conoce, pero lo poco o mucho que lo conoce depende de la dignidad de la inteligencia. Lo que es verdadera y realmente característico del hombre sólo lo conoce Dios.

    John Ruskin (1848). “Modern Painters”, p.55