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Se evitaría mucho desperdicio de palabras y de pensamiento si los contendientes comenzaran siempre con una exposición clara de la cuestión, y no procedieran a discutir hasta que se hubieran puesto de acuerdo sobre lo que estaban discutiendo.
Se evitaría mucho desperdicio de palabras y de pensamiento si los contendientes comenzaran siempre con una exposición clara de la cuestión, y no procedieran a discutir hasta que se hubieran puesto de acuerdo sobre lo que estaban discutiendo.