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el poder no es algo que se pueda poseer. Pero si se cree que es tal cosa, perderlo se convierte en una posibilidad a temer. Ese miedo, creo, es una de las razones de las oscuras proyecciones de un futuro catastrófico que están tan extendidas, en nuestra sociedad dual. Los poderosos actuales, comprometidos con la polarización, esperan que cualquier nuevo acuerdo derroque al que les dio autoridad; que los últimos sean los primeros y los primeros los últimos, inversión de papeles en todas partes, los hombres como esclavos, las mujeres como amas, en una revolución de la contradicción.