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  • Envuelto en su manto de colores tristes, el Día, como un puritano, se yergue
    Severo en los campos sin alegría, reprendiendo el color persistente,--
    El agitado morir de las hojas y el frío azul de los ásteres,--
    Oyendo, por casualidad, el graznido de un cuervo en la desolada copa de un árbol.

    Bayard Taylor (1875). "Home Pastorals, Ballads and Lyrics", p.33