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¡Oh, días bien recordados! ¡Recordados todos!
El dulce amargo, la miel y la hiel;
Aquellos paseos por el jardín en la noche silenciosa,
Esos arboles tan sombreados, y esa luna tan brillante,
Aquel callejón espinoso junto a la glorieta,
Aquel asiento de parra donde al fin descansamos;
Y luego las esperanzas que vinieron y luego se fueron,
Rápidas como las nubes bajo la luna.