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  • Según las normas burguesas, los que tienen muy mala suerte y no tienen éxito quedan automáticamente excluidos de la competición, que es la vida de la sociedad. La buena fortuna se identifica con el honor, y la mala suerte con la vergüenza.

    Hannah Arendt (1968). "Imperialismo: Segunda parte de Los orígenes del totalitarismo", p.33, Houghton Mifflin Harcourt