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Somos sus hijos de hecho, habiendo nacido de Él en el espíritu, y hemos heredado los mismos atributos que Él posee. Creemos que tal como somos ahora, Dios fue una vez, y por la práctica de la virtud y la rectitud, por la obediencia a la ley y la autoridad, Él ha llegado a ser lo que es, y tal como Él es, el hombre puede llegar a ser, por el mismo principio.