Junto con la Usura, la Competencia sin Restricciones destruye al hombre pequeño en beneficio del grande y, al hacerlo, produce esa masa de ciudadanos económicamente no libres cuya propia libertad política queda en entredicho porque no tiene fundamento en ninguna libertad económica, es decir, en ninguna proporción útil de propiedad que la sustente. La libertad política sin libertad económica es casi inútil, y es porque el proletariado moderno tiene un tipo de libertad sin la otra que su rebelión está amenazando ahora la estructura misma del mundo moderno.