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Y por el salón andaba de acá para allá un alegre criado, mariscal del mismo, Cuyo nombre era Apetito; él daba tanto a los huéspedes como la comida, siempre que entraban, Y sabía cómo pedir sin culpa.
Y por el salón andaba de acá para allá un alegre criado, mariscal del mismo, Cuyo nombre era Apetito; él daba tanto a los huéspedes como la comida, siempre que entraban, Y sabía cómo pedir sin culpa.