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Los antialcohólicos son desgraciados en las garras del agua, ese terrible veneno, tan corrosivo que de todas las sustancias ha sido elegido para lavar y fregar, y una gota de agua añadida a un líquido claro como la absenta, lo enturbia.
Los antialcohólicos son desgraciados en las garras del agua, ese terrible veneno, tan corrosivo que de todas las sustancias ha sido elegido para lavar y fregar, y una gota de agua añadida a un líquido claro como la absenta, lo enturbia.