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Soy una gran defensora de la adopción abierta, porque permite una relación entre la madre biológica y su hijo para que el niño no esté en plan: "¿De dónde he salido?". Y que sea como: "Mira, tienes un montón de gente que te quiere". No solo los padres que te crían día a día, sino también tener contacto con tu madre biológica y, con suerte, con tu padre biológico. Para que puedas decir: "Oh, ellos también me quieren, y me quieren tanto que sabían que no podían cuidar de mí, pero siguen en mi vida hasta cierto punto".