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Los asuntos personales no son realmente de mi incumbencia. No me importa quién se acuesta con quién, por ejemplo, a menos que afecte de algún modo a la actuación de una persona en el ámbito público.
Los asuntos personales no son realmente de mi incumbencia. No me importa quién se acuesta con quién, por ejemplo, a menos que afecte de algún modo a la actuación de una persona en el ámbito público.