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Era la última generación de guionistas [ los Cheers] que habían crecido leyendo libros en vez de viendo la tele. Así que no había nada derivado de I Love Lucy o Happy Days. Tenías personajes reales [como los] que leían en P.G. Wodehouse o Dickens o en algún otro libro, porque todos habían crecido con amor por la literatura.