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¡Cuántas veces una sonrisa o un encogimiento de hombros han acabado con la honradez y la integridad de un hombre! ¡Cuántas acciones buenas y generosas han sido hundidas en el olvido por una mirada desconfiada, o estampadas con la imputación de proceder de malos motivos, por un susurro misterioso y oportuno!