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La imaginación es la dote suprema del poeta y del romántico. Es una especie de segunda vista, que transporta a su poseedor a lugares que nunca ha visto, y le rodea de extrañas circunstancias de las que no es más que el testigo ocular espiritual.
La imaginación es la dote suprema del poeta y del romántico. Es una especie de segunda vista, que transporta a su poseedor a lugares que nunca ha visto, y le rodea de extrañas circunstancias de las que no es más que el testigo ocular espiritual.