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Debo admitir que la existencia de Disneylandia (que sé que es real) demuestra que no estamos viviendo en Judea en el año 50 d.C. . . . San Pablo nunca se acercaría a Disneylandia. A Disneylandia sólo van niños, turistas y altos funcionarios soviéticos de visita. Los santos no.