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Más allá de la felicidad o la infelicidad, aunque sea ambas cosas, el amor es intensidad; no nos da la eternidad sino la vida, ese segundo en el que las puertas del tiempo y del espacio se abren apenas una rendija: aquí es allí y ahora es siempre.
Más allá de la felicidad o la infelicidad, aunque sea ambas cosas, el amor es intensidad; no nos da la eternidad sino la vida, ese segundo en el que las puertas del tiempo y del espacio se abren apenas una rendija: aquí es allí y ahora es siempre.