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La riqueza es un ancla débil, y la gloria no puede sostener a un hombre; ésta es la ley de Dios, que sólo la virtud es firme, y no puede ser sacudida por una tempestad.
La riqueza es un ancla débil, y la gloria no puede sostener a un hombre; ésta es la ley de Dios, que sólo la virtud es firme, y no puede ser sacudida por una tempestad.