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La inocencia siempre pide protección en silencio cuando seríamos mucho más sabios si nos protegiéramos de ella: la inocencia es como un leproso mudo que ha perdido su campanilla, vagando por el mundo, sin intención de hacer daño.
La inocencia siempre pide protección en silencio cuando seríamos mucho más sabios si nos protegiéramos de ella: la inocencia es como un leproso mudo que ha perdido su campanilla, vagando por el mundo, sin intención de hacer daño.