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Los hombres viven una vida moral, ya sea por consideración al Ser Divino, o por consideración a la opinión de la gente en el mundo; y cuando una vida moral se practica por consideración al Ser Divino, es una vida espiritual. Ambas parecen iguales en su forma exterior; pero en su interior son completamente diferentes. La una salva al hombre, pero la otra no; porque el que lleva una vida moral por consideración al Ser Divino es guiado por Él, pero el que lo hace por consideración a la opinión de la gente del mundo es guiado por sí mismo.