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  • No es el pensador el verdadero rey de los hombres, como a veces oímos decir con orgullo. Necesitamos a alguien que no sólo muestre, sino que sea la Verdad; que no sólo señale, sino que abra y sea el Camino; que no sólo comunique el pensamiento, sino que dé, porque Él es la Vida. Ni el púlpito del rabino, ni el escritorio del maestro, ni las sillas doradas de los monarcas terrenales, ni mucho menos las tiendas de los conquistadores, son el trono del verdadero rey. Él gobierna desde la cruz.

    "Dictionary of Burning Words of Brilliant Writers" by Josiah Hotchkiss Gilbert, (p. 78), 1895.